
Se acerca el Día de todos los Santos en la tradición cristiana, Halloween para los Americanos, Samhaín para la tradición celta.
Las tres festividades parten de un movimiento, si le quieres llamar energético, si le quieres llamar natural, pero los tres a su manera comparten con matices un hecho esencial: la celebración de la vida en el arte de honrar a nuestros seres queridos fallecidos.
Dicen que estos días las fronteras que dividen los dos mundos se diluyen. Sinceramente creo que lo hacen cada noche cuando vamos a soñar.
Hoy me apetece hablarte sobre los sueños en los que aparecen nuestros difuntos desde una visión más transpersonal, contemplando la posibilidad de que se trate de una visitación real…
Si tu sistema de creencias te permite contemplar la visitación como una realidad ponte cómoda y comparte tus experiencias.
Si tu sistema de creencias no te permite contemplar la visitación como una realidad, ponte cómoda igualmente y disfruta de la lectura como si de unos mini cuentos se tratara. Quizás se enciende algo en ti o quizás te quedas indiferente. Las dos opciones son perfectas.
A medida que he ido pasando de mi niñez a la adultez he tendido a rechazar la existencia en otros planos ( por mi mente racional que no puede sostener esta idea por mucho tiempo) pero a través de las vivencias que me han traído mis sueños y la vigilia me he visto obligada a ampliar mi mapa de creencias en lo que concierne a la dimensión transpersonal de la vida.
Mi primer mentor en el mundo onírico fue mi abuelo quien murió de un cáncer de estómago mientras yo empezaba a desarrollarme en el vientre de mi mamá.
Decidió hacer el paso el día de los Santos Inocentes, ni un día antes ni un día después.
En mi adolescencia entendí que ese fué su primer regalo para mi: mostrarme que esto tan serio de la muerte y el morir quizás solo es parte de una “ broma” un poco pesada, pero un broma, como las que me gustaba gastar en esos días de vacaciones de navidad entre primos y amigos del pueblo.
Los primeros recuerdos que tengo de mi vida son con él.
Entre los 4 y 6 años de mi infancia cada noche soñaba con él. Venía a mi cama, me “ despertaba del sueño” y me mostraba pasajes de su vida y también nos íbamos a jugar al parque. No era más que una niña con una sed increíble de juego y él sabía muy bien cómo satisfacer mi curiosidad.
Era muy real.

En ese entonces tenía muy claro que no era “ sólo un sueño”, yo tenía un abuelo muy molón que me visitaba cada noche y tenía súper poderes! Podía cambiar de forma y al mismo tiempo teletransportarnos a parques preciosos donde siempre hacía buen tiempo.
Pero la duda y el miedo llegaron el día que le expliqué a mi mamá y pude ver el dolor en sus ojos.
¿Cómo podía ser que estar con mi abuelo le pusiera tan triste a mamá? Ella no me cuestionó, ni me sentenció con la fatídica frase que muchos adultos sentencian el mundo interno de sus hijos : “eso solo fue un sueño”. Se quedó callada por unos instantes, las lágrimas le recorrieron la mejilla y me preguntó cómo estaba.
A pesar de que llevó la situación con mucho temple y respeto hacia mi experiencia personal, mi cabecita de niña leyó que eso que me hacía tan feliz a mí le ponía triste a mamá, y que quizás había algo malo en ello.
Recuerdo ir al colegio y preguntar a mis compañeras de clase para saber si a ellas también les pasaba. No recuerdo sus respuestas exactas pero sí la sensación de que algo malo o tonto había en mí. No tendría más de 6 años.
Después de unos cuantos encuentros más con mi abuelo decidí pedirle que no volviera más. Y no lo hizo, al menos bajo la forma que lo representaba.
No sabes cuanto me he arrepentido de ese pedido.
Esa experiencia me enseñó que los “ sueños no son solo sueños” sino que hay una realidad tras ellos que se expresa de otro modo.
Aprendí que son un escenario para la comunicación entre los seres que habitan en diferentes planos de existencia. Más tarde comprendí que también expresan miedos, deseos, potencialidades y otras varietés de tinte psicológico.
Entendí que el espacio sueño nos brinda la oportunidad de ampliar nuestro conocimiento sobre el más allá para poder enraizarnos en el más acá, perder el miedo a la muerte y sobretodo, continuar la relación con aquellos seres que ya no habitan la realidad de carne y hueso e incluso pedirles orientación o zanjar temas pendientes.

Varias veces ha venido a visitarme mi abuela materna para ver que tal todo y darme un empujón en situaciones en las que me sentía desorientada. He podido decirle un último : lo siento, perdóname, te amo y gracias. Aunque también la he tenido como un personaje de ficción de mis sueños para invitarme a la reflexión personal. De eso hablaremos en otro artículo.
No soy especial, a ti posiblemente también te pasa. Establecer comunicación con el otro lado de la vida es natural y sucede espontáneamente. En consulta privada lo atestiguo amenudo.
Otras, han venido a despedirse personas amadas que se han tenido una muerte rápida e inesperada antes de que nadie me dijera nada. Me regalaron un adiós bien dicho, unas últimas palabras y sobretodo, me prepararon para el golpe emocional que recibiría al día siguiente.
Y otras veces, he tenido la oportunidad de ser testigo del proceso de purga post vida
en otras tradiciones llamado Bardo y la importancia de hacer esa limpieza en vida y aprender a soñar lúcida para tener un tránsito ligero.
Antes de seguir, quiero hacerte partícipe de un proyecto literario que tengo entre manos y busco sueños y soñadores con este tipo de experiencias. ¿ Me cuentas la tuya? Tienes la info aquí.
Hay una historia que guardo con mucho cariño y comparto contigo por su alto poder evocador. Me la regaló Jordi, compañero de piso en mi época de Barcelona, quién en el momento del sueño se estaba enfrentando a su propia muerte por una metástasis fatal. Demasiado joven y lleno de vida para ese momento tan triste.
El título del sueño: Siempreviva:
«Estoy en la terraza de mi antiguo apartamento sentada en una silla desolada ante el espectáculo. Es primavera y ha nevado congelando todas mis plantas…Se han muerto. Por detrás mío se acerca J. y me abraza. Me coge de la mano y me lleva hacia una maceta llena de nieve. Creo recordar que es romero. Aparta el romero y me muestra como detrás de él está naciendo un brote de Siempreviva. Con una sonrisa me da un beso en la frente y me dice que no me preocupe que siempre siempre siempre, después de la helada de invierno y la muerte, la vida vuelve a nacer. Somos siemprevivas”
Y así es como también nos cuidan nuestros sueños. Ofreciéndonos historias y escenarios donde nuestra psique pueda resolver uno de los misterios más insondables de la vida.
Somos siemprevivas,
eres siempreviva
la muerte, no existe.

Conclusiones.
-Hay sueños que van más allá de nuestra historia personal aunque partan de ella. Nos trascienden y nos ayudan a trascender nuestros dolores, nuestras limitaciones, creencias, techos de cristal, incluso nuestra concepción de nosotras mismas.
-En el escenario de los Sueños podemos ir al encuentro no solo de nosotros mismos sino de nuestros seres queridos o no tan queridos, pero aquellos que ya no están entre nosotros. Es natural, sucede espontáneamente y no es cosa de unos pocos.
-Ir a su encuentro o dejar que nos encuentren puede ayudarnos a sanar, cerrar temas, sentirnos acompañados y guiados y sobretodo, ampliar nuestro sentido y concepto de la realidad.
-Pero también, a parte de ayudarnos a transitar el duelo, nos pueden ayudar a dejarlos ir para que puedan continuar su camino más allá de nuestra historia y necesidades personales. No solo nuestros muertos pueden hacer cosas por nosotros sino que también nosotros podemos hacer cosas por ellos.¿ Te han pedido alguna vez que hagas algo por ellos? Si es así, ¿ lo has hecho?
Si quieres profundizar ven al ...
Retiro Ritual Online, Sueños Muerte y Trascendencia del 27 al 29 octubre.
PD ¿Quieres saber qué pasó con mi abuelo difunto después de decirle que no viniera más en mis sueños?
Siempre sentí su presencia bien cerca de mí hasta esta primavera cuando de repente sentí que ya no estaba conmigo. No se lo comenté a mi mamá pero este verano me contó un sueño muy significativo para las dos.
En su sueño mi abuelo llama a la puerta de casa de mis padres ( antigua casa suya) y mi madre lo recibe bien contenta. Estamos todos. Nos presenta a los que no lo conocimos y hacemos una fiesta. Ha venido a despedirse pero mamá está preocupada en qué hacer con él. No lo pueden ver los habitantes del pueblo ya que en teoría está muerto y eso puede desencadenar todo un quebradero de cabeza como mínimo para sus habitantes. Mamá decide buscarle un nuevo hogar para que pueda empezar una nueva vida lejos de la casa familiar. Él parece muy satisfecho de la decisión. Van juntos a una residencia para la tercera edad y cuando va a visitarlo ya no está.
Ese día entendimos que Padrí Pere había trascendido ya al núcleo familiar y que a pesar de que se vino a despedir lo hizo también gracias a la actitud de mamá de permitirle ocupar un nuevo hogar.
Por este motivo , en fechas como hoy, es muy importante bajo mi parecer, recordar y abrazar a nuestros muertos, observar nuestros pendientes con ellos, lanzar un rezo en voz alta o pedir un sueño para ir a su encuentro, pero sobretodo dejar que hagan su camino para nosotros también poder hacer el nuestro. No creo que se trate de invocar, sino de celebrar su vida y la nuestra, ya que gracias a ellos hoy estamos aquí.
Con cariño, Laia M.